miércoles, 9 de mayo de 2012

El ombligo y Un centro



Retratos imaginarios

Que desaprueban cada giro

Caminos herrados,

En un cementerio de Amor.

Tú, cantas al devenir

Yo, escribo utopías

Donde amarse con el cuerpo corrompe el mito

Y enjugas mis lágrimas

Perdido en el sopor de aquella, nuestra, danza vacía

Las putas son nuestro espejo

Donde el Amor no se toca

Ni se revive…

Y los cuerpos distintos,

Iguales, re-conocidos

Se acoplan sin violencia

Impúdicos, amnesiados, resignados.

Los ojos ya no ven

Ni quedan huellas,

Todo se ha perdido, dormido.

Dormido en los minutos,

Traidores que ayer fueron eternos

Hoy no hacen más que reír,

De lo muerto.

Mis ojos se rompen

Mis manos encallan en tu ventana,

Aturdidas de luz, de sombra, de Amor.

Te miro, te tomo en destellos de sonido,

Y huelo, intentando retenerlos,

A ti, a la madera, a tu casa.

Pero la desnudez nos vuelca,

Rogándonos no partir,

Atrapando mis pechos en tu mano,

Acercando mi ombligo a tu centro,

Tus hombros a mi cabeza.

Nos rendimos unas horas ante ella,

Venerando la tregua.

Yo, ingenua,

Te hablo, de tramo a tramo.

-¿Qué piensas?

Silencio.

-Nada.

Y me sonrojan las ideas

Que han tomado cuerpo

Me vuelvo verdugo y se apagan, en silencio.

Sonrío, siempre sonreiré.

Y llegó la noche

El minutero llama a gritos,

El fútbol suena abajo, el asado ya está a punto.

Pero la ropa que me estorba,

Que pesa cuando la piel es el mejor refugio.

Y te beso,

Te beso, como lo último.

Pues claro, es lo último.

Te vas obscureciendo

Y cuando llego a mi pelo,

Me vas dejando, otra vez.

Y vuelves a No-ser

A No-decir, No- ver

Me tomas la mejilla y ahí se quedó el recién.

Y corres, con paso añejo, pero seguro

Para no enredarte de tiempos y calendarios.

Y te alejas,

Y te miro.

Te miré.








No hay comentarios:

Publicar un comentario